Sevilla, 1976. Nada más comenzar el año abre los ojos por primera vez Mari Paz. 31 años después va camino de deslumbrar como estrella en Hollywood y además es actriz.
Si su nombre ya era uno de los más buscados en Internet, a partir de ahora estará asociado de por vida a la de nuestra santa más conocida gracias a su último trabajo por el momento: Teresa, el cuerpo de Cristo.
Detrás de un séquito de fotógrafos, caza-autógrafos y gentecilla de la industria se esconde una intérprete disciplinada que nunca ha perseguido escandalizar con sus personajes, aunque algunos de los que le ha tocado, como los de la mística abulense y la heroína de Carmen, la han destacado entre las actrices más sensuales del panorama europeo.
Antes una actriz debía participar en decenas de cintas para labrarse un hueco en la profesión; ahora, cosas del marketing, basta con tener un par de papeles reseñables (Sólo mía, El otro lado de la cama), alguna colaboración con Almodóvar (Hable con ella) y algo de relleno (Nadie conoce a nadie, Di que sí, Los Borgia). Pero ella, con los pies en la tierra, reconoce que no se siente en ninguna cima, viéndose igual que cuando empezó, con las mismas dudas, inseguridades e inquietudes, aunque más madura y consciente de que 'la carrera de un actor es la suma de muchos noes'.
La que encarnó un mito muy carnal, para disfrute de Vicente Aranda entre otros, y abandonó una carrera televisiva plácida (7 vidas) para convertirse en la Lucía de Julio Medem, mira con algo de vértigo el paso del tiempo: vive (y trabaja) en Los Ángeles cuando aún no se ha cumplido una década desde que se presentó en el bar de Más que amigos, serie generacional que reunió a actores que hoy son requeridos por el cine y el teatro, como Sergio Otegui, Elena Ballesteros, Alberto San Juan, Ana Risueño y Jorge Bosch.
Se considera en fase de aprendizaje ('así hasta el final') y a pesar de que elige muy bien sus proyectos ('todas las elecciones son muy meditadas') no le hace ascos a algunos retos, como una incursión en el cine francés (Novo), en el italiano tras recibir la llamada de Paolo y Vittorio Taviani (La masseria della allodole) y la colaboración en videoclips de su amigo Alejandro Sanz. De su bautizo con Ray Loriga sólo saca cosas buenas; el director también: que si muchos deberían imitar su visceral forma de trabajo, que si es una actriz completa, que si se mueve con paso firme...
Es el que a llevado a Paz lejos aunque lo suyo con Hollywood no fue premeditado: con un inglés muy básico accedió a participar en un cásting con James L. Brooks (Los Simpson, Mejor, imposible). Fue la chica de Spanglish y el papel le abrió las puertas de la industria. Desde allí nos llegarán muy pronto 10 items or less, donde da lecciones de 'hispanidad' a Morgan Freeman, y Fade to black, de Oliver Parker. La sevillana suma entre sus nuevos amigos a Diego Luna, Christopher Walken y Anna Galiena gracias a este thriller con Orson Welles como personaje principal.
Ahora se enfrenta en exclusiva a su mejor papel, el de madre, aunque sólo hasta que sepa compaginarlo con cualquiera de los proyectos que surgen a uno y otro lado del Atlántico, como el que le llevará a trabajar con Rodrigo Santoro (300), Jordi Mollá y la cantante Shakira en un retrato audiovisual sobre Carlos Gardel visto por Alfonso Arau (Como agua para chocolate).
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.
viernes, marzo 09, 2007
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