viernes, marzo 09, 2007

Hablamos con... Ray Loriga

Escribe novelas -traducidas a 17 idiomas-, dirige largometrajes y firma alguno de los guiones del más reciente cine español. Pero este madrileño de 40 años está generando más revuelo por haber convertido a Paz Vega en una joven Teresa de Cepeda y Ahumada que por el valor estrictamente cinematográfico de su Teresa, el cuerpo de Cristo.

Daniel Galindo: Desde La pistola de mi hermano hasta hoy ha pasado una década y el final del viaje viene representado por un proyecto ambicioso, costoso, de época, muy diferente de aquella película, cine de autor al igual que éste, pero mucho más pequeña.
Ray Loriga:
Estos 10 años me han servido para aclarar las ideas, pensar bien por donde quería ir en el que sería mi siguiente proyecto. Entre una película y otra he tenido la gran suerte de trabajar en los guiones de Carne trémula, Ausentes y El séptimo día, con personas muy generosas (Almodóvar, Saura, Calparsoro) que te entregan mucho para que puedas aprender de ellos.

D.G: Aprender, por ejemplo, a no quedarse en una imagen de "estampita" a la hora de narrar parte de la vida de una iluminada...
R.L:
Desde que empecé a investigar fui consciente de que había una y decenas de películas sobre Santa Teresa. Su vida fue apasionante, destacó por su sensualidad, su relación carnal con Dios y con un entorno convulso, contra el que luchó y salió indemne. Si creen que hay más ficción que realidad, yo lanzo el dato: el 90% de todo lo que se cuenta es verídico. Luego está el trabajo como guionista, donde se ordenan fechas, se juega con saltos temporales, se acentúan caracteres, etc, pero siempre a partir de un trabajo riguroso.

D.G: Y no queda duda de ello: aquel que no sepa mucho acerca de Teresa se llevará a casa un manual lleno de apuntes...
R.L:
Esa era mi pretensión, sin olvidar que el cine es un objeto de entretenimiento. ¿Queremos una heroína? Tenemos ante nosotros un personaje sometido a tensiones internas y externas, en medio de un proceso de transformación brutal y enmarcado en un contexto rico en términos espirituales, sociales y políticos. Muchas capas que podrían pertenecer a diferentes personas se aglutinan en una sola mujer, muy potente en todos los sentidos, pero sobre todo en el cinematográfico.

D.G: Destaca el cuidado de los detalles. Podemos apreciar, por ejemplo, una interesante inspiración estética en el trabajo visual...
R.L:
Los directores de arte y fotografía (el fallecido Rafael Palmero y José Luis Alcaine) han realizado un esfuerzo por recrear toda la iconografía religiosa. Más que copiar pretendían entender cómo los pintores de la época desarrollaron su arte, el efecto de la luz sobre las telas y los lienzos, la composición a partir de pequeñas anécdotas narrativas. Queríamos darle un toque de realidad a lo que nos ha sido legado a través de la pintura y por eso confiamos a ciegas en la diseñadora Eiko Ishioka (Drácula, de Francis Ford Coppola) que ha logrado que el vestuario pueda conmover. Hemos sido muy puntillosos, la verdad, pero era nuestro reto. Creo que en ese sentido, y en muchos otros, nos ha embargado el interés por la precisión milimétrica.

D.G: A muchos les puede resultar curiosa la presencia de Geraldine Chaplin como priora del convento en el que ingresa la joven Teresa.
R.L:
Siento una profunda admiración por esta mujer, una de las grandes damas de la interpretación. No me podía resistir a ofrecerle el personaje. Siempre ha estado vinculada al cine español y eso, siendo hija de Charles Chaplin y nieta de Eugene O'Neill, es de agradecer. Me dieron libertad para elegir a los actores y todos me han sorprendido por su capacidad para dotar de vida a personajes del siglo XVI, que no parezcan burdas imitaciones.

D.G: Hemos terminado la charla sin pronunciar palabra acerca de polémicas sin fundamento ni de inexistentes escenas escabrosas que puedan escandalizar.
R.L:
Ahora me llamarán antipatriota, pero bueno... En este país tenemos exceso de disputas, nada constructivas, y andamos escasos de debate, que nunca es contraproducente. No pueden tacharme de irrespetuoso por llevar a imágenes la literatura de los místicos, cuya relación con Dios es llevada a una metáfora amorosa: todo está en los libros. Yo respeto todas las opiniones siempre que estén argumentadas, así que a más de uno le diría que se interesará por la historia y la literatura antes de criticar por criticar.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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