viernes, febrero 16, 2007

Monica Bellucci

Hay que pensar mucho para encontrar alguien como ella: natural, capaz de atisbar un halo de sensualidad y hacer convincente un papel como el de María Magdalena.

Esa naturalidad innata que enamora a la cámara es la baza principal de la actriz nacida en 1964 en la pequeña localidad de Citta di Castello, curiosamente cerca de donde trabajaría muchos años después.

En La Pasión de Cristo según Mel Gibson, apareció con la cara lavada y claro, atrapó a los pocos que aún no se habían fijado en ella. Antes había vuelto locos a los chiquillos de un pueblo italiano durante la Segunda Guerra Mundial. Fue en Malena, de Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso), estrenada en el año 2000. Por aquel entonces el de Monica Bellucci era ya un rostro imprescindible en toda coproducción europea que se preciase y codiciado por directores en Hollywood.

Si es actriz es por culpa de Sophia Loren y Claudia Cardinale, aunque en sus inicios fue imagen publicitaria y modelo de pasarela. El trabajo en principio temporal que servía para pagar sus estudios en la Universidad de Perugia, se convirtió en puerta de entrada hacia la agencia Elite, la pequeña pantalla y, finalmente, el cine. Una trayectoria que la emparenta con otras de su generación, como Inés Sastre.

Francis Ford Coppola vio en ella a una de las criaturas que pululaban por el castillo de Drácula (1992) y ya en el siglo XXI, los hermanos Wachowski contaron con ella para formar parte de los repartos de la segunda y tercera entrega de la trilogía iniciada con Matriz. De manera paralela en el viejo continente se labraba una carrera con menos afán comercial, con excepción de algún título como Asterix y Obelix: misión Cleopatra, donde daba vida a la caricatura de la reina de Egipto.

Estuvo a las órdenes de Isabel Coixet en A los que aman; mientras, en Italia y Francia no daba tregua: con 32 años protagonizó El apartamento, cinta por la que fue candidata a un César, equivalente francés a nuestro Goya. No sería el único fruto positivo de la experiencia. Sabemos que el futuro del cine europeo pasa por la coproducción: la unión hace la fuerza y ella lo practica en casa al estar emparejada con el francés Vincent Cassel (Ocean's 12), compañero de reparto en aquella aventura, a la que siguieron Doberman, El pacto de los lobos, Irreversible y Agentes secretos.

Pronto les veremos de nuevo juntos en Hesitan, ella como una bella vampiresa para recordar sus pinitos en Hollywood, donde pagan muy bien. Lo curioso es que hasta ahora sólo se ha publicitado su salario a este lado del Atlántico: aseguran que por ¿Cuánto me amas? cobró más de millón y medio de euros. Pero un buen salario no es lo único, ahí está por ejemplo N (Napoleón y yo), una curiosa visión propuesta por Paolo Virzì, director de Catterina va in città.

En 2007 veremos a Monica en múltiples facetas ya que tiene pendientes de estreno 5 cintas, entre ellas El elegido (Le Concile de pierre), de Guillaume Nicloux, y Shoot'Em Up, una violenta película de suspense dirigida por Michael Davis. En ella el británico Clive Owen cuida de Bellucci, una mujer embarazada que, por supuesto, habla, aunque esto no es necesario para ser una buena actriz: ella siempre saca a colación la el papel de Holly Hunter en El piano. Tampoco le importa el tiempo en pantalla sino la enjundia del personaje, como la reina del espejo de El secreto de los hermanos Grimm y la fisioterapeuta madura de una de las historias que componen el fresco de Manuale d'amore 2.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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