Le conocemos por su trabajo en la pantalla grande, pero lo curioso es que el de Vilanova i la Geltrú se marchó hace años a Francia, a aprender más acerca del teatro, pero acabó convirtiéndose en uno de los europeos más requeridos por el cine, a un lado y otro de los Pirineos.
Daniel Galindo: …Y después de cuatro años dedicado en exclusiva al cine, al trabajo con cineastas como Stephen Frears, Manuel Poirier, Miguel Albaladejo y Guillermo del Toro, el actor vuelve a casa…
Sergi López: Tenía muchas ganas de subirme de nuevo a un escenario. El teatro es la madre de todo. El cine siempre fue algo, no ya secundario, sino que no entraba en mis planes. Yo me fui a París a estudiar a una escuela de teatro, con lo cual el hecho de abandonar un poco ese camino, casi me dolía. Cuando veía a compañeros en escena me entraban ganas de estrangularles y ponerme en su lugar, así que me dije, antes de meterme en follones, vamos a intentar montar algo propio.
DG: Y tanto que lo habéis montado: Non Solum se estrenó en 2005 en el Festival Temporada Alta, de Girona, y tiene aún mucha vida por delante…
SL: El espectáculo partió de la idea simple de reencontrarme con las tablas y fíjate por donde vamos: con bolos durante todo el verano, entre rodaje y rodaje. Es verdad que nos está desbordando un poco, porque queremos darle salida en dos idiomas, catalán y francés, y queremos machacarnos aún más porque, en cuanto podamos, lo haremos en castellano también. No tenemos la intención de explotarlo, por ejemplo, durante seis meses a fondo y nada más. Sé que compaginarlo con el cine es una muy feliz complicación, pero como estoy yo solo, pues me las apaño para ponerme de acuerdo conmigo mismo. Es algo muy personal, que queremos que crezca con nosotros, con el director, Jorge Picó, y conmigo.
DG: Tan personal que supone tu vuelta ese era tu deseo: volver al medio en el que criaste como actor…
SL: …Y como persona. Yo tuve el feliz incidente de toparme con el cine y entonces tuve que aparcar mis proyectos con una joven compañía de teatro en París. Cambié de parcela pero siempre con la vista puesta en volver, en dotar de sentido algún día el porqué estoy en esto. No me gustaría perder la ilusión, olvidarme de que para mi, actuar es como un juego, aunque sea un tragedia. Es imprescindible disfrutar, encontrarse con el placer. Y el teatro te lo facilita
DG: Pero el cine abre muchas puertas…
SL: Desde luego y es mágico, además de que lo puedan ver millones de personas, pero el teatro es muy potente en su sencillez: las cosas ocurren en un momento y ya, nunca más. El público es testigo privilegiado y el actor también. Cualquiera que haya probado este veneno, como aficionado o profesional, sabe de lo que estoy hablando.
DG: Inoculado el veneno, subimos el telón y encontramos a Sergi López haciendo muchas cosas a la vez…
SL: Y todas mal (risas). Nunca pretendí hacer una cosa convencional pero tampoco sabía lo que quería hacer, más bien tenía claro lo que no quería hacer. Por eso el espectáculo ha salido un poco parecido a mi: extraño, surrealista, absurdo y muy, muy cómico. Como me reconozco mucho en el personaje, que son muchos al mismo tiempo, de ahí las risas del principio: canto mal, hago mimo mal y bailo mal… No quería caer en lo común, ni vanagloriarme de lo que puedo hacer más o menos bien, como un alarde. No, no me gusta la gente que presume.
DG: Se te nota contento con el resultado de Non Solum.
SL: Sí, porque ha sido ver cumplido un sueño y una vez que lo armas, te das cuenta de que consigues emocionar a la gente. En esto, como en todo, lo importante era el juego, pasarlo bien, pero también la sinceridad… Quería comprobar si esto tenía sentido, si era capaz de llevar al público hasta paraísos insospechados.
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.
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