Hablar de este madrileño de 61 años es hacerlo de más 4 décadas de teatro en nuestro país. Su trayectoria abarca desde la gestión del Centro Dramático Nacional hasta la dirección escénica de óperas como Don Carlo, Wozzeck, Carmen y, recientemente, Fidelio.
Acabado su viaje hasta Jean Genet, retoma Afterplay, obsequio de Helio Pedregal y Blanca Portillo. En su agenda no hay hueco libre: habitual del Festival de Teatro Clásico, ya está metido en faena para sorprendernos con una Fedra muy especial con Alicia Hermida y Ana Belén.
Daniel Galindo: Un montaje muy laborioso, Splendid´s, le ha traído de cabeza estos últimos meses por ser una muestra atípica de teatro que no entronca con lo habitual. Es curioso que la obra salga de la cartelera el 3 de junio, un viaje demasiado corto después de tanto esfuerzo...
Jose Carlos Plaza: Que su vida sea más corta de lo normal se atiene a la programación del CDN. Tiene muy acentuado el toque experimental y se pensó para darla a conocer a un determinado público. Se concibió como un desafío puntual y, hasta cierto punto, un acto de rebeldía al ir en contra de lo está en vigor: la frivolidad, la superficialidad, el olvidarse de uno mismo... Genet nos coloca un espejo delante y claro, no nos gusta mirarnos. Pero el teatro está para eso, para obligar al ser humano a mirarse dentro de sí y ver lo que no quiere reconocer. Quería, de alguna forma, continuar esa intención, aunque enfrentarme a este mundo poético y filosófico y además estrenar fue como lanzarse a una piscina sin saber si había suficiente agua.
DG: ¿En algún momento ha sentido que podía ahogarse? Si para nosotros ha sido un montaje difícil de digerir, para el director y los actores debe estar siendo una experiencia intensa.
JCP: La función ha ido creciendo, los actores hablan de un viaje y como tal, tiene momentos en los que todo sale mejor y otros más abruptos. Es una bajada a un submundo que nunca se completó, es decir, Genet no da el visto bueno a la obra y es Sartre el que se enamora de ella... Yo creo que el autor no la considera terminada, por lo que hay un planteamiento por su parte de una cantidad de ideas, de una enorme fuerza de imágenes y sentimientos, pero con una débil o inexistente dramaturgia pretendida. Había que mantener una línea argumental en una obra en la que los personajes hablan por boca de un pensador. No ha sido fácil combinar esos procesos internos con el entorno en el que se desarrolla la historia, son gángsteres atrincherados en un territorio donde domina la inmundicia.
DG: Si para comunicar sentimientos se necesita un acto previo de confianza entre director y actor, en este caso responde a un vínculo mucho más estrecho.
JCP: Hemos estado muy unidos. Es cierto que a veces se han sentido perdidos al no ver con claridad la luz que creo que yo sí percibí desde el principio, pero poco a poco, por su enorme fe hacia mí y hacia Genet, hicieron una entrega de confianza total, siendo los principales defensores de una dramaturgia que hemos hecho entre todos. Se tocan temas muy duros, se habla de la violencia, el miedo, la cobardía, la homosexualidad, los límites de la realidad, la pérdida de la identidad, del fracaso de una vida... Para ellos ha sido extenuante, no tengo palabras para agradecer lo que han hecho.
DG: Considera al actor por encima de todo, un material sensible muy valioso...
JCP: Y fundamental para que se pueda dar el hecho teatral. Sin ellos no habría nada y a ellos les debo el estar aquí. Sólo les puedo pagar siendo coherente con eso: tanto en el caso de Splendid's, como en Solas con Lola Herrera, Natalia Dicenta y Carlos Álvarez-Novoa, tenía que contar con profesionales que tuvieran ingredientes precisos: generosidad, valentía, sensibilidad, cultura...
DG: El proceso a la inversa se dio con Afterplay: dos actores-productores necesitaban una mirada externa, limpia y acertada... Tenía que ser Plaza.
JCP: Y siempre se lo agradeceré: fue la experiencia íntima, del placer, el río tranquilo, lleno de ternura y paz... Casi la experiencia contraria a la idea de lucha y revolución que nos ha tenido ocupados en el CDN. Cada montaje tienes que afrontarlo de manera diferente y precisa. Me considero un servidor de los textos, que son como lienzos delicados: a veces tienes que trabajar sobre ellos, ya puede ser un Velázquez o un cuadro del siglo XXI. No pretendo tener un estilo propio, sólo sigo el texto, que me aporta una determinada forma de hacer, y al actor, que es lo más sagrado.
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.
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