viernes, agosto 31, 2007

Hablamos con... Julio Medem

Se dio a conocer entre vacas y ardillas rojas, buscó cochinillas en la tierra, a Lucía le descubrió el sexo, sufrió la piel contra la piedra y nos presentó a dos amantes en el Círculo Polar. Llega el turno de Caótica Ana.

Daniel Galindo: El relato parte de un homenaje explícito a tu hermana, ya fallecida. Al final su recuerdo queda para vuestra intimidad y en la película se muestran sus cuadros, pintados con cera y mucho color.
Julio Medem:
En un primer momento la evocación de Ana me atrapó, incluso quería contar su forma de ser, su expresividad, por medio de una historia positiva, luminosa… Empecé a escribir en profundidad el guión y me di cuenta de que el personaje se estaba independizando de alguna forma, tomando un rumbo diferente. La comedia tornó en drama, apareció el caos y otro libreto cobró vida propia. Ana ya era muy distinta a mi hermana, así que por otro lado me sentí muy aliviado. Y pensé ‘es mejor que sea así’.

DG: Y entonces llegó una curiosa cuenta atrás, un despiece con aire de fábula en el que Ana es a la vez princesa y monstruo de un reino donde está instala la tiranía. Hablar de poesía visual resultaría pretencioso, pero sí es cierto que las imágenes están cargadas de simbolismo…
JM:
Las experiencias inconscientes que emergen de las profundidades de Ana representan la lucha de la mujer frente al señor de la guerra, es una especie de oda a la feminidad y de enfrentamiento contra la supremacía impuesta del género masculino sobre el femenino. El hombre blanco es la primera causa de las desgracias de la humanidad y el contrapunto lo encontramos en la mujer, que es la vida, ya que representa la fertilidad y la continuidad de la raza humana.

DG: Como buen creador prefieres no explicar las metáforas que empleas, las ideas plasmadas en imágenes. Un ejemplo lo encontramos en el caos, que es algo así como un espesor que Ana, que todos, llevamos dentro y un día, con ayuda o sin ella, llegamos a conocer…
JM:
En realidad estamos conformados, de manera muy íntima, por el material de los muertos, por todos aquellos que ya vivieron: no estamos solos, somos lo que somos porque otros fueron lo que fueron. Esa especie de arcilla es lo que nos da forma y al tiempo también contenemos, está en nuestra memoria. Yo no sé si hay paraísos o espíritus en el más allá, pero estoy seguro de que nosotros, ahora, estamos completando la existencia de los que ya no están.

DG: Y a esta reflexión sobre el alma añadimos el hecho de que te ha salido la película más viajera y no sólo por haber mostrado el corazón de Nueva York, los desiertos del Sahara y Arizona, la isla de Ibiza, Madrid…
JM:
Lo que más me interesa de Ana es su interior, las ‘vidas’ que contiene… Y luego siendo un personaje pequeñito, sencillo, con actitud de falta de profundidad que en definitiva es su lucha para no enfrentarse a algo fuerte, oscuro y remoto. Esta criatura es un compendio de actitudes que tienen que ver con los niños, que tienen los afectos y las emociones a flor de piel, que pueden pasar de la risa al llanto, que sienten sin plantearse un porqué.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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