martes, octubre 10, 2006

Gonzalo de Castro

A falta de tres asignaturas, se quedó sin licenciarse en Derecho. No tuvo ni que colgar la toga para decantarse por una de las profesiones más antiguas del mundo. Después de un intenso máster en televisión, debe reconquistar su lugar en los escenarios.

Tablas no le faltan porque él ha hecho de todo por su pasión por el teatro y ya en sus inicios fue técnico en el desaparecido Teatro Maravillas (no olvidemos que el actual es de nueva planta) hasta que tuvo la oportunidad de dar muestras de sus dotes para la interpretación.

No estuvo en el reparto inicial de la serie 7 vidas, pero pocos saben que estaba allí, detrás de las cámaras, como ayudante de dirección. Entró en el incipiente fenómeno televisivo con la intención de convertirse en uno de los personajes y la prueba de fuego le llegó cuando en el capítulo decimoquinto le dijeron: "toma, apréndete estas frases". Al final acabó como uno de los supervivientes de la serie: 15 temporadas, 7 años en total, se mantuvo en ese formato a medio camino entre la comedia de situación y el teatro en directo, por lo atípico de su grabación.

Unos cuantos años antes, en 1992, el catalán Lluís Pasqual le dirigió en Tirano Banderas y poco después repitieron Haciendo Lorca. A estas obras siguieron otras como Calígula, en una nueva versión de José Tamayo, y Testamento, de Gerardo Vera, además de otras piezas bajo la atenta mirada de Lluís Homar y Sergi Belbel. Y compaginaba sus trabajos como actor con otras funciones como la de regidor, resultando curiosos que ahora, una década después, regrese al María Guerrero de manos de Bertolt Brecht, donde fue ayudante de dirección de Terror y miseria del Tercer Reich.

El madrileño aparcó el teatro por la televisión, pero siempre que había un proyecto interesante, volvía. Eso le ocurrió cuando se le presentó la oportunidad de protagonizar Como en las mejores familias junto a Nathalie Poza, Julieta Serrano, Blanca Portillo, Javier Cámara y Pau Durá. Al igual que los tres últimos, Gonzalo asumía también la faceta de productor con este montaje pero siguió siendo un actor por cuenta ajena: Juan Mayorga escribió un nuevo texto para la compañía Animalario, Últimas palabras de Copito de Nieve y él, junto a Pedro Casablanc y Tomás Pozzi, se subió de nuevo al escenario.

Entretanto este madrileño de 43 años logró su primer gran papel en cine, aunque sólo a medias. De animales iba la cosa ya que consistía en poner voz a Melman, la alocada jirafa de Madagascar. Quienes le conocen aseguran que tiene una capacidad innata para expresar sus emociones y comunicarlas al auditorio, también a través de su palabra.

Convertido en aguador, es el primero de una ciudad oriental que da la bienvenida a tres de los más importantes dioses en la revisión que el Centro Dramático Nacional hace de una intensa obra de Brecht. A sus 43 años está empeñado en buscar a La buena persona de Sezuan y quién sabe si pronto dará rienda suelta a otra de sus aficiones, la gastronomía, abriendo un restaurante con mucha esencia teatral.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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