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sábado, abril 14, 2007

Entrevista Elvira Mínguez

Fue descubierta en 1994 por Imanol Uribe en Días contados y desde entonces la actriz vallisoletana que iba para bióloga no ha dejado de captar adeptos por sus buenas maneras: Me llamo Sara, El portero, Sólo mía, Pasos de baile, Los abajo firmantes, Trece campanadas... Pero ella es agradecida: sólo tiene buenas palabras para los hermanos Ulloa después de que la convirtiesen en principal reclamo de Pudor, cinta por la que en Málaga repitió premio, Biznaga de Plata a la mejor actriz, dos años después de Tapas.

Daniel Galindo: Coincidimos en que Pudor es dura con ciertos toques de optimismo. ¿Qué otros aspectos destaca de la cinta?
Elvira Mínguez:
Hablar de temas como la muerte y el sexo supone, incluso en el cine, un pudor verdadero y esta película, además de ser una ópera prima, es valiente y planta ahí esos temas. Es una reflexión sobre la vida aunque narrada desde un rinconcito concreto.

DG: Sus últimos personajes, los de Tapas y Pudor, comparten el hecho de ser dos mujeres maduras acuciadas por la soledad...
EM:
Sí, son parecidas, pero las soledades en las que están inmersas son diferentes: por un lado está la física de Tapas, que es muy dura porque no tienes a nadie, y por otro está el destierro acompañado de mucha gente a tu alrededor, que es también muy terrible por la asfixiante sensación de incomunicación. De éste me atrajo, además de la historia, el proceso de creación del personaje desde cero, distinguiendo poco a poco su horizonte.

DG: ¿Le da pudor escuchar lo que dice Tristán de su actriz fetiche? 'Da una lección de entrega y generosidad, es una de las mejores de su generación y su gran calidad interpretativa la remata con la gran persona que es'.
EM:
Un poco sí. Cuando recogí el premio en Málaga sólo quería decir que todo en esta película se lo debía a los hermanos Ulloa, pero no pude, sólo me salían las lágrimas. Pensaba que no me merecía la Biznaga, la segunda ya: se la debo por completo a Tristán y David Ulloa.

DG: ¿Qué le han dado estos hermanos, además de un personaje difícil pero hermoso? ¿Un nuevo pasaporte hacía los Goya?
EM:
No, no lo creo, aunque si recojo otro, bien estaría... El del personaje de Pudor ha sido un viaje más largo que el de otros realizados en mi vida. En el plano emocional no sabías hacia dónde te podía llevar, pero Tristán y David siempre estuvieron pendientes de mi, además de darme carta blanca. Tristán, a diferencia de otros directores que son más herméticos e impenetrables, compartía con los actores sus miedos e inquietudes del rodaje y además recibía todas nuestras consultas acerca de los personajes. Es algo que destaca en todos los actores que se atreven con la dirección.

DG: ¿Y Elvira Mínguez se atreve a dar ese salto?
EM:
Por ahora no, aunque lo que sí querría es poder disfrutar de un papel cómico. Va conmigo y con mi forma de ser, pero soy consciente de que, según qué roles, hacer comedia, requiere un músculo especial: es mucho más difícil y complejo que afrontar un drama y como cada vez la gente se ríe menos, a lo mejor me iba a costar sacar la carcajada.

DG: Con José Corbacho y Juan Cruz se ríe mucho... ¿algún proyecto en común?
EM:
Hay algo, hay algo... Pero hasta que no nos sentemos, con un guión delante, no podemos decir ni mu. Por ahora está, además de Pudor, el estreno de La caja, de Juan Carlos Falcón, que por cierto es comedia dramática muy negra. Es la historia de un hombre relatada por las mujeres de su vida, entre las que están María Galiana y Ángela Molina.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

miércoles, noviembre 01, 2006

Hablamos con... Calixto Bieito

Más allá de la provocación y la polémica, su forma de trabajar dota de sentido el papel de los grandes directores de escena: dar una visión renovada de obras clásicas.

El Festival de Otoño programó dos de sus últimos trabajos, Peer Gynt, poema épico de Henrik Ibsen, y Plataforma, a partir de la novela de Michel Houellebecq. Acude a Madrid con regularidad al frente de la compañía del Teatro Romea, espacio que dirige en Cataluña. Entre sus proyectos, devolver la ópera Don Giovanni al Liceo y llevar en 2009 una dramaturgia con 6 zarzuelas de género chico a Berlín y Stuttgart.


Daniel Galindo: Dicen que estamos ante un Calixto Bieito más relajado y flemático...

Calixto Bieito: Continuo furioso, pero es una ira creativa más reflexiva y existencial, que toca más adentro. Estoy en un proceso de transformación fruto del paso de los años. Sigo sin estar de acuerdo con muchas cosas aunque es verdad que ahora pienso más antes de actuar, buscando otras formas de expresión. Quizá sea porque haya madurado, por haber recuperado la pasión por la filosofía... Pero sigo siendo igual de apasionado en los ensayos y mi próximo Don Giovanni será tan furioso como siempre.

DG: Unos meses ahora en Basilea –donde está ensayando Don Carlo- y en 2008 en Barcelona os hará aparcar vuestras giras por Europa...

CB: Eso nunca. Nuestra vocación viajera no se puede mermar. Al cabo del año tenemos muchísimas peticiones para representar obras de repertorio e incluso para estrenar e inaugurar festivales como el de este año en Bergen con motivo del centenario de la muerte de Ibsen.

DG: ¿Y cómo abordas la adaptación de 7 horas y media de lectura de una epopeya como Peer Gynt?

CB: Gritando en un primer momento "dónde nos hemos metido" y luego esquematizando y destacando el carácter universal de los 50 años de vida de este personaje. Un tipo que es a los noruegos como Fausto a los alemanes y Don Quijote a nosotros. Me gusta trabajar con imágenes, e Internet para esto ofrece el mejor banco iconográfico. Luego está la parte romántica, una faceta que en el caso de Peer Gynt me llevó a recorrer Noruega, la turística y la que pudo vivir Ibsen, aunque esta novela la escribió muy lejos, en Italia.

DG: ¿Te trasladaste a Tailandia para indagar en el relato de Plataforma?

CB: No fue necesario porque lejos de una historia pornográfica dura, para mi es una historia de amor que deja el sexo a un lado. A veces hablar de sentimientos es más obsceno que jugar con efectos visuales. Y luego está la música: a la hora de concebir una puesta en escena me dejo llevar por el ritmo propio de cada pieza. La Celestina, por ejemplo, me sonaba a rumba catalana.

DG: ¿Y a qué suena Peer Gynt?

CB: A todo. Tiene música muy ecléctica, con versiones del Réquiem de Verdi, de P.J. Harvey , George Michael... Es un poema dramático hiperrealista para 7 voces y una yamaha, y muchos temas cantados por Roser Camí suenan a creaciones muy de Björk, por el toque interior y desgarrado.

DG: Y como el resto del texto, en catalán...

CB: O en castellano, siempre según nuestro criterio y nunca por razones políticas. Peer Gynt está en catalán y obedece sólo a cuestiones artísticas, que son naturalmente muy subjetivas. Hemos ido a Londres en los dos idiomas, a París en castellano, a Salamanca en catalán... Plataforma está en castellano, ¿porque está Juan Echanove? Puede ser, pero me gusta que la compañía cambie, que no se anquilose. Y en el caso del verso de Ibsen, suena muy bien en catalán, lo que no quiere decir que suene mal en castellano. Otro ejemplo: Shakespeare es más lírico en catalán y más fuerte en castellano. Con el idioma hay que jugar. Ya que tenemos esa ventaja, aprovechémosla.

DG: Una de tus pasiones menos conocida por nosotros es la zarzuela...

CB: Sí, me da buen rollo porque me recuerda a la banda de Miranda de Ebro que tocaba los domingos de primavera en la plaza del pueblo. Me molesta que muchos no tomen en serio este género, que hay que cuidar. Es verdad que necesita algunas reformas en los bajos y recibir un empuje, pero tiene seriedad y calado intelectual, además de un halo clásico, que ya me encargaría yo de transformar.

DG: Y a esperar las críticas del público.

CB: ¿Sabes? En tres años al espectador se le pasa el enfado, así que podemos investigar, aunque al principio más de uno lo vea todo negro. Créeme que lo he sufrido en mis carnes.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.