domingo, octubre 07, 2007

Maribel Verdú, un perfil

Muchos consideran su trabajo en Siete mesas (de billar francés) y El laberinto del fauno como el renacer de las cenizas de este ave Fénix, aunque en realidad esta madrileña nunca se marchó para los amantes del cine en español.

Es de esas actrices que nos han saludado toda la vida sobre la pantalla grande, desde que a los 15 años apareció junto a Fabio Testi en El sueño de Tánger, de Ricardo Franco.

Fue el malogrado cineasta quien le regaló en 1997 uno de sus papeles memorables, el de 'la tuerta' en La buena estrella, con Antonio Resines y Jordi Mollá. Como leeremos, el cine le ha dado grandes satisfacciones a tres bandas y, en concreto, con sus dos amigos, aunque por separado, haría muchas de sus cerca de 40 películas: Carreteras secundarias, La celestina, El portero...

Quien haya visto Amantes, de Vicente Aranda, difícilmente podrá olvidar los primeros planos de la joven Maribel en Burgos. Por aquel momento, comienzos de los 90, ya empezaba a ser conocida en cine, tele y teatro. Repetía aquel cuarteto, porque en ese caso fue cuarteto, compuesto por la actriz, Jorge Sanz y Victoria Abril, bajo la atenta mirada del maestro Aranda, que pusieron en pie una atípica continuación de la televisiva Los jinetes del alba.

Cuatro años antes, en 1986, los más jóvenes del grupo aficionado a los capítulos de La huella del crimen se conocieron con motivo del rodaje de El año de las luces, de Fernando Trueba. Desde entonces Sanz y Verdú han sido novios, hermanos, amigos y esposos en la pantalla grande, la última vez en Tiempo de tormenta, de Pedro Olea. A Maribelín -así se refiere a ella Resines- se la rifan todos, por algo ha trabajado con Montxo Armendáriz (27 horas), Carlos Saura (Goya en Burdeos), Gerardo Herrero (Frontera sur), José Luis Garci (Canción de cuna) y Bigas Luna (Huevos de oro), sin olvidar a sus queridos Vicente y Fernando.

De resaca por culpa de la fábula del fauno, más terrible que hermosa, Verdú reconoce que ahora toca descansar, a pesar de que el papel le ha dado, si no todo, mucho: hace unos meses volvió a pisar la alfombra roja de los Oscar, casi 15 años después de acudir por primera vez a Los Ángeles con Trueba y la trouppe de actrices de Belle Epoque, también el amigo Jorge. Su papel a las órdenes de Guillermo del Toro le ha devuelto a la primera línea cinematográfica.

El año 2006 ha sido uno de los más productivos de su carrera: cuatro largometrajes a un lado y otro del Atlántico, sin olvidar su primer protagonista a las órdenes de Gracia Querejeta. Con la directora madrileña y Blanca Portillo ha formado un trío indisoluble que, según reconocen las tres, irá más allá de Siete mesas (de billar francés). Como apuntamos, es sólo uno de los títulos que tiene en la nevera a punto de estrenar, entre los que se encuentran Oviedo Express, de Gonzalo Suárez, y sus escapadas a Argentina con El niño de barro, otra incursión en el género de terror, y México, con motivo de La zona, de Rodrigo Pla. Maribel suma y sigue.


Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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