viernes, mayo 04, 2007

Hablamos con... Sergio Otegui (una entrevista)

Asegura que es actor por inercia, al tener en casa al maestro Juan José Otegui (El precio,Visitando al sr. Green). Con más de 15 años de carrera, su nombre aparece vinculado a montajes muy recordados, como La gaviota, dirigida por Amelia Ochandiano. Aunque nos tiene acostumbrados a personajes cómicos -es capaz de encontrar la comicidad y trasmitirla- lleva un tiempo embarcado a proyectos con fuerte carga dramática. Cuando la aventura de Splendid’s terminé retomará Johnny cogió su fusil, uno de los éxitos en la actual temporada de la Cuarta Pared.

Daniel Galindo: Vuelves a coincidir con José Carlos Plaza y, por primera vez, participas en un montaje del Centro Dramático Nacional…
Sergio Otegui:
Una conjunción difícilmente rechazable. Con él ya había trabajado hace tres años en Mirando hacia atrás con ira y cuando me llamó no lo dudé, incluso antes de leer la pieza. Luego puede comprobar que era una obra tan complicada como interesante, en la que se dicen cosas muy valientes que no suelen gustar al ser oídas.

DG: Plaza argumentó al presentar Splendid’s que quería actores inteligentes que tuvieran interés en embarcarse en un viaje diferente y arriesgado.
SO:
La obra requiere una confianza entre el director y los actores que a lo mejor no tiene porqué darse en otros montajes. Él da cosas por supuestas en los intérpretes, que cumplen una serie de requisitos, de ahí que la selección no fuera un cásting al uso. Su nivel de exigencia es muy alto y por eso sabe que a cada uno de nosotros puede exigir unas cotas mínimas de esfuerzo, no se conforma con cualquier cosa. Mi caso fue diferente al de mis compañeros, ya que por las características del personaje, me incorporé en la segunda parte de los ensayos, que habían tenido lugar durante 7 semanas.

DG: Ese locutor radiofónico, al no estar dentro del mundo más provocador de Jean Genet, aporta una visión un tanto externa…
SO:
Yo me abstraigo al interpretar un papel que es la representación de la sociedad en la obra y por tanto escapa al lenguaje poético, onírico y metafísico de Genet, que dibuja a unos seres marginales en una situación extrema, de absoluto agotamiento, que para un actor supone un desgaste brutal al estar siempre al límite. El deterioro de los personajes queda patente según avanza la obra al tiempo que Genet arremete contra la sociedad sin ningún tipo de tapujos. La sensación de pérdida, de tirar la toalla ante la posibilidad de descansar, se refleja muy bien en la pieza.

DG: Salvando las diferencias lógicas, encuentro muchas similitudes entre Splendid’s y tu anterior montaje, Johnny cogió su fusil.
SO:
Pero Johnny es un eterno luchador a su pesar: no tiene la oportunidad de no pelear, así que no le queda otra cosa que replantearse su vida desde esa situación insólita en la que está: sin sentidos, sin extremidades, sin futuro… Supuso un trabajo muy motivante, sin olvidar el reencuentro con Beatriz Bergamín y el director, Jesús Cracio, con quien hace muchos años desarrollé el formato del monólogo. Es curioso que esta obra sea un largo soliloquio salpicado de pequeñas escenas.

DG: Gracias a la televisión, con una serie mítica como Más que amigos, conocimos a un actor que llevaba mucho tiempo subido a las tablas, que no le hace ascos a nada…
SO:
A mi lo que me gusta es trabajar, el medio me es indiferente. Es cierto que, a diferencia de lo que hago en televisión, en teatro me encuentro muy cómodo haciendo comedia. Pero un actor debe ser bueno a la hora de contar historias de todo tipo. Luego echas de menos que se hagan más funciones de ciertos montajes o que salgan más proyectos en cine, aunque pronto se estrenará Manolete, donde tengo un pequeño papel.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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