El que se ya ha convertido en uno de los iconos del cine made in Hollywood, comercial aunque con sustancia, aparca temporalmente su carrera como actor para regresar a la dirección por cuarta vez.
Tiene cierto aire de creador melancólico, sobre el que pesan años de maltrato, quizás por el alcohol, un compañero de viaje del que se despidió hace ya más de dos décadas. Fue entonces cuando cambió la pluma con la que escribía poemas por la cámara con la que ha demostrado que sabe recoger instantes de vida.
Hasta comienzos de los años noventa desarrolló en exclusiva una fructífera carrera como actor, con títulos como El clan de los irlandeses, Corazones de hierro, Nunca fuimos ángeles, Adiós a la inocencia y Atrapado por su pasado. A pesar de que se dejó contagiar por el virus de la dirección, Sean Penn no dejó a un lado su vis interpretativa: siguió formando reparto en 21 gramos, Yo soy Sam, Acordes y desacuerdos, El peso del agua, La delgada línea roja, El asesinato de Richard Nixon y Todos los hombres del rey, trabajando en ocasiones a las órdenes de cineastas con pasado y presente como actor, como Tim Robbins, en Pena de muerte, y Clint Eastwood, con motivo de Mystic River (Oscar a Mejor Actor en 2003).
Son ya cuatro los títulos que ha dirigido el actor nacido en California desde que puso el ojo en el visor en 1991. Está a punto de cumplir 48 años y, si de algo está seguro, es de que seguirá durante mucho tiempo contando historias, tanto las suyas como las que pueda recrear a partir de un libro como el de Jon Krakauer, uno de los últimos que le han mantenido concentrado. En él se recogen las vivencias de Christopher McCandless, un hijo de buena familia que un buen día decide dar un nuevo rumbo a su vida y encaminarla Hacia rutas salvajes que le llevan a terminar sus días en Alaska. Buenos resultados le da a Penn la dirección: es uno de los cineastas más queridos de los que 'combaten' desde el frente independiente; prueba de ello es que el último de sus hijos cinematográficos ha conseguido, entre otros premios, el galardón Gotham a la Mejor Película.
El más joven de los actores que haya recibido un Premio Donostia del Festival de San Sebastián -en el año 2003- tendrá que cumplir con otra cita festivalera dentro unos meses. Será en Cannes, donde presidirá el jurado encargado de valorar películas. Suponemos que tendrá en cuenta las inclemencias del tiempo cinematográfico, él, que ha visto como muchos han criticado con malas artes títulos de su cosecha como Extraño vinculo de sangre y Cruzando la oscuridad. Las dos, dirigidas, escritas y producidas por el que fue marido de Madonna y Robin Wright, se suman a El juramento, nueva colaboración con Jack Nicholson, a un episodio corto incluido en el largometraje colectivo 11 09 01. Once de septiembre y su último trabajo, el que nos lleva Hacia rutas salvajes.
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.